Descifremos la danza de Shiva
Entre las variantes de la danza de Shiva, la más conocida en el sur de la India es la Nadanta,
representada en el bronce de la página siguiente. Lo traje hace unos años de Tamil Nadu, donde su
culto está siempre vivo. Para facilitar su desciframiento, las principales «claves» figuran
sumariamente en el dibujo. Si bien para un indio estos símbolos son evidentes, nosotros
necesitamos indicaciones suplementarias.
En este bronce lo más asombroso son los cuatro brazos de Shiva.
El tambor que tiene en su mano derecha confirma su origen preario. Los drávidas son
formidables «tocadores» de tambor. Simbólicamente, el tambor, el clamara, es el sonido
primordial. El Unmai Villakam, versículo 36, dice: «La creación viene del tambor...». ¿Es una
sorprendente intuición del big-bang de la física moderna? La concordancia es, como mínimo,
perturbadora.
Con su mano derecha levantada en abhya mudra, Shiva dice: «Yo protejo».
El fuego, que transforma y destruye, surge de la mano que toca el anillo inflamado. Afrenta para
los brahmanes, Shiva reúne en sí mismo las tres funciones cósmicas: creación, protección,
disolución. Para ellos Brahma crea, Vishnu protege, ¡y sólo dejan a Shiva el poder poco glorioso de
destruir!
Por último, la mano que señala hacia el pie levantado libera a quien penetra en el mito
revelándole la esencia del cosmos.
El pie izquierdo aplasta a un enano maléfico: para los tántricos, es su ex suegro ario, responsable
de la muerte de la dulce Sati, pero «oficialmente» es el demonio Muyakala. El conjunto reposa
sobre un pedestal en forma de loto.
Su cabellera reúne varios símbolos. Joyas adornan sus cabellos trenzados cuyas mechas
inferiores giran indicando la impetuosidad de su danza, que mantiene al universo. Otra intuición
fantástica: en el grano de arena, a mis ojos insignificante e inmóvil, los electrones giran sobre sí
mismos «bailando un vals» alrededor del núcleo de los átomos a miles de km/seg. Si
repentinamente en el cosmos todos los electrones, así como la energía cósmica, se pararan en seco,
el universo se hundiría inmediatamente en la «nada dinámica» (akasba) de donde salió.
Una cobra se agarra a sus cabellos, sin hacerle daño.
¡El cráneo es el de Brahma! La ninfa dice que el Ganges surge de la cima de su cabeza. En fin,
hay que añadir la media Luna. Su cabeza está coronada por una guirnalda de Cassia, una planta
sagrada. En su oreja derecha un pendiente para hombre, en la izquierda un pendiente para mujer
indican que reúne en él los dos sexos.
Sus joyas acentúan su divinidad: lleva ricos collares en torno al cuello, su cinturón está recubierto
de piedras preciosas, sus muñecas adornadas con brazaletes, igual que sus tobillos y sus brazos, y
lleva anillos en los dedos de las manos y de los pies. Por toda vestimenta lleva un calzón ajustado
de piel de tigre y un echarpe. Para provocar a los brahmanes lleva también el cordón sagrado.
Todo el conjunto despide una impresión de graciosa impetuosidad, ligera y fácil: Shiva-Lila, es
un «juego». A pesar de su danza desmelenada, el rostro de Shiva permanece sereno. En la frente se
abre su tercer ojo, el de la intuición, que atraviesa las apariencias y trasciende lo sensorial.
A quien sabe ver y sobre todo percibir, la Danza de Shiva, en un resumen cautivador, revela al
Último. Así Shiva es Nataraja, el Rey de la Danza, y es éste el nombre que llevaba Nataraja Gurú:
¡todo un símbolo!
Otra danza de Shiva, muy popular, es la Tandava, donde Shiva-Bhairava danza salvajemente, por
la noche, en los lugares de cremación, acompañado por diablillos retozones. Esta danza, claramente
prearia, se dirige a un Shiva semidiós, semidemonio. Es representada en lugares tan alejados uno
del otro como Elephanta, Ellora y Bhubaneshwara.
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martes, 27 de mayo de 2014
lunes, 26 de mayo de 2014
Shiva, la carrera de un dios, A.Van Lysebeth 1/2
Desconocido para los arios, incluso despreciado por ellos, Shiva se ha convertido, con el correr
de los milenios, en una divinidad clave hindú y tántrica a la vez. Su ascensión a la jerarquía divina
hasta llegar a ser, junto con Brahma y Vishnu, miembro de la trinidad hindú, revela su dinámica
profunda.
A propósito de Shiva, un amplio consenso entre los indianistas occidentales y los indios hace
remontar su culto a la civilización dravídica, más que a los autóctonos:
«Desde el Himalaya al cabo Comorin, se busca en vano entre las tribus salvajes aborígenes la
más ínfima huella de una forma cualquiera de culto tántrico de Shiva o de Kālī, su esposa. Tampoco
se ha hallado nunca el emblema fálico, símbolo de Shiva» (N. Bose & Halder: Tantras, Their
Philosophy and Occults Secrets, p. 72).
Se ignora incluso su nombre, tan sagrado y secreto que se evita pronunciarlo. «Shiva», que lo
designa por todas partes en la India, es un simple adjetivo que significa «el benévolo», «el
favorable». Se vincula al culto solar: «El culto de Shiva deriva de un culto solar, muy difundido en
la humanidad primitiva; el nombre shivan dado al Sol es similar a la palabra tamil shivappu, rojo;
por ello shivan, el Rojo, es una palabra adecuada para designar al Sol naciente. Shivan se parece
también a los términos tamiles schemam y shemmai, que significan prosperidad, rectitud. Con el
tiempo, además de «el Rojo», shivan se enriquece con sentidos como «de buen augurio»,
«próspero», etc.» (V. Parjoti, Saiva Siddhanta, p. 13).
Se lo llama también Shambhu, Shamkara, el benéfico, lleno de gracia. Si Alain Daniélou cree que
su verdadero nombre es An o Ann, otros se inclinan por Han, es decir, Dios en sentido absoluto.
Shiva, dios enemigo, fue primero rechazado por los invasores arios. Sin embargo, después de
haber vencido y sometido a los drávidas, impresionados por ese culto tan universalmente expandido
entre sus siervos, poco a poco lo adoptaron y lo integraron a su cultura.
Es interesante, e incluso divertido, seguir el proceso de arianización de Shiva, a través de su
asimilación progresiva a Rudra, un dios védico muy menor.
Es probable que los rudras, como los maruts, fueran aborígenes tránsfugas, aliados a los arios
durante la guerra de conquista, en función de lo cual su jefe, Rudra, fue divinizado, «a disgusto, en
tanto dios de las lágrimas, el que causa el dolor. Lejos de ser adorado y respetado como Indra,
Varuna, Vāyu, etc., Rudra («el que grita») no tiene parte alguna en el sacrificio del fuego. En su
calidad de dios de las lágrimas, se aloja fuera del barrio residencial de los dioses, en o cerca de los
campos de cremación» (Bhattacharya, Saivism and the Phallic World, p. 216).
En el Shatarudrīya, se envía a Shiva-Rudra a acampar en las montañas y en los bosques, donde se
lo asocia a los cazadores, a los habitantes de los bosques, ¡pero también a los ladrones y a los
bandidos! Una hermosa reputación...
Fueron sin duda los brahmanes quienes, irritados por verlo seducir a los arios, lo presentaron al
principio tan poco simpático como les fue posible: incluso lo hicieron el dios de las enfermedades...
Al crear a Shiva, la encarnación del principio creador masculino, los drávidas actuaron como
dijo Voltaire: «Dios creó al hombre a su imagen, pero éste ha hecho lo mismo». Shiva, principio
creador masculino, es uno de los símbolos más potentes y más antiguos del tantra: aparece ya,
como Pasupati (padre y amo de los animales), en el sello del Indo que antecede, sentado y rodeado
de animales salvajes: el tigre, el búfalo, el elefante, el rinoceronte...
Sus cuernos simbolizan las fuerzas lunares o el toro, su vehículo y parangón de la fuerza sexual:
pensemos en los cuernos de los toros de los santuarios de Çatal Hüyük y en el dios cornudo de las
hechiceras, convertido en el diablo en la iconografía de la Iglesia. Sus tres caras revelan que
suscita, mantiene y disuelve el universo. Dios de los yoguis, su postura pone claramente en
evidencia sus atributos masculinos...
Introducido por la puerta de servicio en el panteón védico, escala poco a poco los escalones de la
jerarquía divina y se convierte en el igual de Vishnu y de Brahma, constituye con ellos la trilogía
hindú dominante. Sin embargo, lo logra «por la presión de la calle», como se diría hoy.
Favorito de los drávidas, Shiva encarna su resistencia al ocupante ario, y las leyendas sobre él
son innumerables. La siguiente expresa la enemistad entre las dos Indias, la de los ocupantes y la de
los ocupados. Comienza con un idilio entre Shiva y Sati, la hija del rey ario Daksha. Enamorada de
Shiva, Sati lo desposa contra la voluntad de su padre y se va a vivir con él en el monte Kailash, en
el Himalaya. Después de pasar muchos años lejos de su familia, un día Sati se entera de que su
padre organiza una fastuosa celebración. Aunque no haya sido invitada, quiere asistir, tan grande es
su deseo de volver a ver a los suyos.
Su divino marido se lo desaconseja, pero por primera vez ella no lo escucha. Cuando llega a la
ceremonia, la flor y nata aria está presente: los reyes, los príncipes, los nobles y sus esposas, todo el
mundo en traje de gala. Cuando su padre ve llegar a la tránsfuga por amor, vestida con harapos, se
siente deshonrado y, lívido de cólera, lanza las peores injurias hacia Shiva. Es demasiado para la
pobre Sati: se desvanece para no volver a despertar.
La triste noticia se difunde inmediatamente en la ciudad y Shiva, cuando se entera, se pone
furioso. Como un solo hombre, todos sus partidarios, es decir, el pueblo llano, se levantan y se
rebelan. En la ciudad cunde la revuelta. El resentimiento generalizado hacia la tiranía brahmánica,
que se incubaba desde hacía tiempo, estalla. El lugar de la ceremonia es profanado, saqueado, y
Daksha, el padre de Sari, es humillado. La muchedumbre exige que Shiva sea proclamado el igual
de los dioses arios. Para calmar su cólera, los brahmanes admiten a Shiva en el panteón hindú.
Esta leyenda, que expresa tan bien la revuelta, todavía es tan popular en la India que se han hecho
historietas con ella. La India —pensemos que de cada cinco seres humanos uno es indio— es un
volcán donde la presión sube bajo la cascara constituida por la estructura aria milenaria. Cuando la
India explote, el mundo temblará...
En la iconografía de Shiva, su arma favorita es el tridente junto con el lazo. «Oficialmente» su
tridente —que no es el de Neptuno— simboliza los tres gunas del Samkhya (sattiva, raja, tama
guna) y también los tres nadis (conductos sutiles de energía) del yoga: Ida, Píngala y Sushumna.
Pero para los que saben es diferente, pues el tridente era el arma preferida de los drávidas,
mientras que su homólogo ario tenía cuatro dientes. El Rig-Veda dice (152.7 y 8): «Con su arma de
cuatro dientes (Chaturashri) Mitra y Varuna matan a los portadores del tridente». El indio
Rajmohon Nath, en Rig-veda Summary, p. 83, comenta este versículo: «Esto da una indicación
relativa al viejo conflicto entre los dos campos, que continúa todavía en la India (actual)». ¡Son
pocos los que lo dicen! Sin embargo, como en materia de simbolismo cada uno es libre, nada
impide ver ahí también la versión oficial...
de los milenios, en una divinidad clave hindú y tántrica a la vez. Su ascensión a la jerarquía divina
hasta llegar a ser, junto con Brahma y Vishnu, miembro de la trinidad hindú, revela su dinámica
profunda.
A propósito de Shiva, un amplio consenso entre los indianistas occidentales y los indios hace
remontar su culto a la civilización dravídica, más que a los autóctonos:
«Desde el Himalaya al cabo Comorin, se busca en vano entre las tribus salvajes aborígenes la
más ínfima huella de una forma cualquiera de culto tántrico de Shiva o de Kālī, su esposa. Tampoco
se ha hallado nunca el emblema fálico, símbolo de Shiva» (N. Bose & Halder: Tantras, Their
Philosophy and Occults Secrets, p. 72).
Se ignora incluso su nombre, tan sagrado y secreto que se evita pronunciarlo. «Shiva», que lo
designa por todas partes en la India, es un simple adjetivo que significa «el benévolo», «el
favorable». Se vincula al culto solar: «El culto de Shiva deriva de un culto solar, muy difundido en
la humanidad primitiva; el nombre shivan dado al Sol es similar a la palabra tamil shivappu, rojo;
por ello shivan, el Rojo, es una palabra adecuada para designar al Sol naciente. Shivan se parece
también a los términos tamiles schemam y shemmai, que significan prosperidad, rectitud. Con el
tiempo, además de «el Rojo», shivan se enriquece con sentidos como «de buen augurio»,
«próspero», etc.» (V. Parjoti, Saiva Siddhanta, p. 13).
Se lo llama también Shambhu, Shamkara, el benéfico, lleno de gracia. Si Alain Daniélou cree que
su verdadero nombre es An o Ann, otros se inclinan por Han, es decir, Dios en sentido absoluto.
Shiva, dios enemigo, fue primero rechazado por los invasores arios. Sin embargo, después de
haber vencido y sometido a los drávidas, impresionados por ese culto tan universalmente expandido
entre sus siervos, poco a poco lo adoptaron y lo integraron a su cultura.
Es interesante, e incluso divertido, seguir el proceso de arianización de Shiva, a través de su
asimilación progresiva a Rudra, un dios védico muy menor.
Es probable que los rudras, como los maruts, fueran aborígenes tránsfugas, aliados a los arios
durante la guerra de conquista, en función de lo cual su jefe, Rudra, fue divinizado, «a disgusto, en
tanto dios de las lágrimas, el que causa el dolor. Lejos de ser adorado y respetado como Indra,
Varuna, Vāyu, etc., Rudra («el que grita») no tiene parte alguna en el sacrificio del fuego. En su
calidad de dios de las lágrimas, se aloja fuera del barrio residencial de los dioses, en o cerca de los
campos de cremación» (Bhattacharya, Saivism and the Phallic World, p. 216).
En el Shatarudrīya, se envía a Shiva-Rudra a acampar en las montañas y en los bosques, donde se
lo asocia a los cazadores, a los habitantes de los bosques, ¡pero también a los ladrones y a los
bandidos! Una hermosa reputación...
Fueron sin duda los brahmanes quienes, irritados por verlo seducir a los arios, lo presentaron al
principio tan poco simpático como les fue posible: incluso lo hicieron el dios de las enfermedades...
Al crear a Shiva, la encarnación del principio creador masculino, los drávidas actuaron como
dijo Voltaire: «Dios creó al hombre a su imagen, pero éste ha hecho lo mismo». Shiva, principio
creador masculino, es uno de los símbolos más potentes y más antiguos del tantra: aparece ya,
como Pasupati (padre y amo de los animales), en el sello del Indo que antecede, sentado y rodeado
de animales salvajes: el tigre, el búfalo, el elefante, el rinoceronte...
Sus cuernos simbolizan las fuerzas lunares o el toro, su vehículo y parangón de la fuerza sexual:
pensemos en los cuernos de los toros de los santuarios de Çatal Hüyük y en el dios cornudo de las
hechiceras, convertido en el diablo en la iconografía de la Iglesia. Sus tres caras revelan que
suscita, mantiene y disuelve el universo. Dios de los yoguis, su postura pone claramente en
evidencia sus atributos masculinos...
Introducido por la puerta de servicio en el panteón védico, escala poco a poco los escalones de la
jerarquía divina y se convierte en el igual de Vishnu y de Brahma, constituye con ellos la trilogía
hindú dominante. Sin embargo, lo logra «por la presión de la calle», como se diría hoy.
Favorito de los drávidas, Shiva encarna su resistencia al ocupante ario, y las leyendas sobre él
son innumerables. La siguiente expresa la enemistad entre las dos Indias, la de los ocupantes y la de
los ocupados. Comienza con un idilio entre Shiva y Sati, la hija del rey ario Daksha. Enamorada de
Shiva, Sati lo desposa contra la voluntad de su padre y se va a vivir con él en el monte Kailash, en
el Himalaya. Después de pasar muchos años lejos de su familia, un día Sati se entera de que su
padre organiza una fastuosa celebración. Aunque no haya sido invitada, quiere asistir, tan grande es
su deseo de volver a ver a los suyos.
Su divino marido se lo desaconseja, pero por primera vez ella no lo escucha. Cuando llega a la
ceremonia, la flor y nata aria está presente: los reyes, los príncipes, los nobles y sus esposas, todo el
mundo en traje de gala. Cuando su padre ve llegar a la tránsfuga por amor, vestida con harapos, se
siente deshonrado y, lívido de cólera, lanza las peores injurias hacia Shiva. Es demasiado para la
pobre Sati: se desvanece para no volver a despertar.
La triste noticia se difunde inmediatamente en la ciudad y Shiva, cuando se entera, se pone
furioso. Como un solo hombre, todos sus partidarios, es decir, el pueblo llano, se levantan y se
rebelan. En la ciudad cunde la revuelta. El resentimiento generalizado hacia la tiranía brahmánica,
que se incubaba desde hacía tiempo, estalla. El lugar de la ceremonia es profanado, saqueado, y
Daksha, el padre de Sari, es humillado. La muchedumbre exige que Shiva sea proclamado el igual
de los dioses arios. Para calmar su cólera, los brahmanes admiten a Shiva en el panteón hindú.
Esta leyenda, que expresa tan bien la revuelta, todavía es tan popular en la India que se han hecho
historietas con ella. La India —pensemos que de cada cinco seres humanos uno es indio— es un
volcán donde la presión sube bajo la cascara constituida por la estructura aria milenaria. Cuando la
India explote, el mundo temblará...
En la iconografía de Shiva, su arma favorita es el tridente junto con el lazo. «Oficialmente» su
tridente —que no es el de Neptuno— simboliza los tres gunas del Samkhya (sattiva, raja, tama
guna) y también los tres nadis (conductos sutiles de energía) del yoga: Ida, Píngala y Sushumna.
Pero para los que saben es diferente, pues el tridente era el arma preferida de los drávidas,
mientras que su homólogo ario tenía cuatro dientes. El Rig-Veda dice (152.7 y 8): «Con su arma de
cuatro dientes (Chaturashri) Mitra y Varuna matan a los portadores del tridente». El indio
Rajmohon Nath, en Rig-veda Summary, p. 83, comenta este versículo: «Esto da una indicación
relativa al viejo conflicto entre los dos campos, que continúa todavía en la India (actual)». ¡Son
pocos los que lo dicen! Sin embargo, como en materia de simbolismo cada uno es libre, nada
impide ver ahí también la versión oficial...
jueves, 23 de mayo de 2013
Fragmentos del libro Pranayama de André Van Lysebeth
Kumbhaka
Kumbhaka de 3 a 20 segundos
El efecto principal de esta categoría de retenciones, al alcance de
todos, es permitir una mejor utilización, una mejor “digestión” del aire
inspirado. Si se recoge y analiza el aire espirado (respiración normal), se
constata que el organismo ha absorbido tan sólo un 6 por ciento del 21
por ciento de oxígeno que contenía el aire inspirado. Es decir que el aire
espirado contiene aún un 14 o 15 por ciento de oxígeno, lo que permite
reanimar a una víctima mediante la respiración “boca a boca”.
Prologando el tiempo de contacto del aire con la membrana pulmonar, los
intercambios se hacen en óptimas condiciones: aumenta la absorción de
oxígeno y también la expulsión de anhídrido carbónico (CO2).
La respiración se realiza así en condiciones óptimas. Esta categoría de
kumbhaka puede practicarse en cualquier momento: no tiene
contraindicaciones y constituye una preparación indispensable para el
estudio siguiente.
Kumbhaka de 20 a 90 segundos
Cuando la retención del aliento sobrepasa los 20 segundos, produce
reacciones mucho más notorias. No es peligrosa si se efectúa en las
condiciones que detallaremos en la parte “ejercicios”. En principio, el
occidental no debería ir más allá, salvo excepciones y entonces bajo la
dirección de un guía calificado. Estas retenciones del aliento se
prolongan hasta el momento en que los mecanismos reflejos se
sobreponen a la voluntad y ponen en marcha la espiración. El aliento se
retiene hasta el límite soportable, sin esfuerzo exagerado de voluntad y
sin reacciones violentas del organismo. Mediante una progresión lenta y
regular, apoyada en una práctica diaria, estos ejercicios aún son
accesibles al occidental, con algunas precauciones y... buen sentido. Hay
contraindicaciones.
Kumbhaka de 90 segundos a varios minutos
Esta categoría conduce al yogui hasta estados precomatosos
controlados, acompañados de reacciones fisiológicas muy profundas que
pueden llegar hasta una revitalización completa (suscitando, sin duda, en
el organismo la producción de los bioestimulines descubiertos por
Filatov). En 1933,el profesor Filatov, miembro de la Academia de
Medicina de la URSS, especialista en trasplantes de córnea, trabajaba en
la realización de un procedimiento de conservación de córneas por
refrigeración. Se sorprendió al constatar que los injertos que habían
experimentado una congelación prolongada “arraigaban” mejor que las
córneas frescas. Este hecho inesperado fue el punto de partida de
investigaciones sistemáticas de los fenómenos que se producen en los
tejidos vivos durante su congelación, por una parte, y las reacciones del
organismo beneficiario del injerto, por otra. También aquí una sorpresa
aguardaba a los investigadores: las córneas conservadas tenían una
acción estimulante sobre la TOTALIDAD del organismo receptor del
injerto. Filatov supone que las células del injerto sometidas a la acción
del frío, amenazadas de muerte, producen, en su lucha por sobrevivir, una
substancia estimulante. Después de largas investigaciones, formuló su
célebre teoría: “Cuando un tejido separado del organismo se mantiene en
condiciones de supervivencia desfavorables, pero mantiene en
condiciones de supervivencia desfavorables, pero no mortales, su
actividad bioquímica se modifica con producción de bioestimulines no
específicos, por lo tanto capaces de estimular todas las reacciones vitales
de los organismos en los que son injertados. “Si un organismo entero se
encuentra en esas” condiciones desfavorables, pero no mortales”,¿ no hay
producción de bioestimulantes sin necesidad de separar los tejidos del
organismo? Esta hipótesis es plausible. Es cierto que una interrupción del
aporte de oxígeno crea muy pronto condiciones desfavorables que,
prolongadas, conducirían a la asfixia y por último a la muerte. La teoría
de Filatov explicaría y haría plausible a nuestros ojos racionalistas la
afirmaciones de los Rishis, según las cuales el pranayama hecho a fondo
constituiría una fuente de juventud. Por cierto que el pranayama, llevado
a tal grado, constituye una acrobacia fisiológica, no exenta de peligro, y
que sólo puede practicarse bajo la dirección de expertos calificados.
Cuando los yoguis de la India afirman que el pranayama es peligroso y
debe practicarse con un gurú, piensan en las formas avanzadas de esta
disciplina. Ciertamente tienen razón.
Jalandhara banda
“Bandha”, como tantos otros términos del vocabulario yóguico, es
intraducible en nuestra lengua occidental. Bandha significa a la vez:
anudar, controlar, retener, mantener, unir, contraer.
En la práctica del yoga, en particular en el pranayama, Bandha
designa diversas contracciones musculares destinadas a influir en la
circulación de la sangre, el sistema nervioso y las glándulas endocrinas.
Casi todas las Bandas aseguran especialmente el control de un orificio
del cuerpo.
Desde el punto de vista yóguico, las Bandas tienen por objeto
despertar y controlar las energías sutiles, pránicas, que se asientan en
nuestro cuerpo. Ya conocemos en detalle Uddiyana Bandha.
En la óptica del pranayama, Jalandhara Bandha es probablemente la
Bandha más importante, porque acompaña necesariamente toda retención
un poco prolongada de aliento (Kumbhaka con los pulmones llenos).
ETIMOLOGÍA
Jala significa red, redecilla de mallas, enrejado de listones. “El mentón
debe apoyarse en el pecho, cerrando la red de arterias del cuello; a esto se
![]() |
Toni Romero en Jalandhara bandha |
le llama la Contracción de la Red”, difícil incluso para los mismos
dioses” (Shiva Samita,IV,60,61,61), citado por Alain Daniélou, quien
precisa: “El mentón se apoya contra la cavidad triangular de la unión de
las clavículas, lo que produce una presión sobre el Centro de Extrema
Pureza(Visdhuddha Chakra), situado en el cuello. Convenientemente
ejecutada, esta contracción obstruye el aparato respiratorio e impide,
cuando se retiene el aliento (Kumbhaka), que el aire produzca una
presión por encima de la glotis”.
Según otros autores, Jala quiere decir “nervios que pasan por el cuello
y van hacia el cerebro”.
En cuanto a Dhara, significa “tracción hacia arriba”.
La técnica dará más luz a la etimología, en la cual no nos detendremos
más tiempo.
TÉCNICA
Antes de abordar la descripción técnica detallada, consultemos a los
clásicos. El Hatha Yoga Pradipika describe someramente la técnica en sus
versículos III,70-71: “Después de haber contraído la garganta, el adepto
fijará firmemente el mentón sobre el pecho. Esta Bandha se llama
Jalandhara. Previene la vejez prematura y la muerte. Se llama
> porque comprime las arterias que van al cerebro y
detiene el flujo de néctar que corre hacia abajo.
Este texto es muy conocido; pero generalmente se ignora que
Jalandhara aparece citado en los Upanishads (Yoga-Chudamany-
Upanishad, Sloka 51): “Gracias a Jalandhara Bandha, que contrae la
cavidad de la garganta, el néctar que desciende del Loto- de-los-milpétalos
(el cerebro) no se quema en el fuego de la digestión y,
controlando las fuerzas vitales, despierta la Kundalini”.
Si nos atenemos a estas descripciones, bastaría con contraer los
músculos de la garganta y apoyar el mentón contra el pecho para realizar
Jalandhara. En la práctica, no es tan sencillo; pero olvidemos que los
tratado clásicos de Hatha-Yoga eran sobre todo ayuda memoria, no
manuales técnicos completos y detallados.
MODO DE PROCEDER
Aunque Jalandhara pueda practicarse en cualquier fase del acto
respiratorio, vamos a describirlo con los pulmones llenos: inspirar,
retener el aliento y tragar la saliva; al término del movimiento de
deglución, los músculos de la garganta se contraen de un modo
particular; mantenerlos en esta posición, después colocar el mentón en la
horquilla del esternón (escotadura cóncava en la parte superior del
esternón, entre las clavículas).
Es esencial colocar correctamente el mentón en este lugar preciso para
realizar una de las condiciones principales del Jalandhara, EL
ENTIRAMIENTO DE LAS CERVICALES, y para asegurar la
compresión ideal del cuello. Por lo tanto, los tres puntos clave son:
la compresión de la garganta;
la contracción de los músculos del cuello;
el estiramiento de las cervicales.
Los músculos del cuello contraídos durante toda la duración de
Jalandhara Bandha. Si trata de espirar o de inspirar, constatará que es
imposible, y que Jalandhara sella verdaderamente el aliento en el tórax.
Esta imposibilidad es, por lo demás un test de corrección para Jalandhara
Bandha.
En algunos casos, Jalandhara Bandha se mantiene durante la
inspiración y/o la espiración. Entonces se hace necesario relajar un poco
Jalandhara Bandha y dejar libre la glotis para dejar paso al aire, que
puede producir, al pasar, el ruido característico de Ujjayu.
CUANDO UTILIZAR JALANDHARA BANDHA
Ya hemos dicho que Jalandhara puede acompañar todas las fases del
pranayama; pero, repitámoslo, AC0MPAÑA OBLIGATORIAMENTE
TODA RETENCIÓN PROLONGADA DEL ALIENTO.
Jalandhara, practicado en unión de Mula Bandha y Uddiyama,
constituye “Bandha Traya”, la triple Bandha.
¿POR QUÉ JALANDHARA?
Desde el punto de vista yóguico. Jalandhara Bandha modifica la
corriente pránica en 16 centros vitales, que es superfluo detallar aquí.
Dirige el prana hacia los centros vitales situados cerca de la base de la
columna vertebral. Volveremos a hablar de esto cuando estudiemos los
Chakras.Por el momento, las siguientes explicaciones fisiológicas
bastarán para justificar la práctica de Jalandhara, que tiene como efectos :
1) Sellar el aliento en el tórax
Durante una retención del aliento con los pulmones llenos, es posible
sellar el aire inspirado, por ejemplo colocándose una pinza en la nariz y
manteniendo la cabeza derecha, sin cerrar el paso en la glotis. Ensaye y
vea qué sucede (no ofrece peligro si se hace a título ocasional y
experimental) y deje que la presión del aire se ejerza hasta las fosas
nasales. Experimentará una sensación particular en las orejas, lo que no
le extrañará, dado que nariz, garganta y oídos están unidos y son
solidarios. En la práctica del pranayama, hay que evitar que la presión de
aire se establezca más allá de la glotis, especialmente en las trompas de
Eustaquio: es una prescripción absolutamente formal.
Sin inclinar la cabeza, es posible retener el aliento contrayendo la
garganta y la glotis. Es suficiente para las retenciones de corta duración.
Para las de larga duración, Jalandhara, cierre de seguridad, sella el aliento
en el tórax.
2) Actuar sobre el corazón
Durante las retenciones de aliento, hemos precisado que el corazón no
debe partir a la carrera. Por el contrario, los latidos deben frenarse y
establecerse a un ritmo poderoso, tranquilo y regular.
Para comprender cómo Jalandhara Bandha regula la actividad
cardiaca, debemos representarnos el cuello, región estratégica con un
número impresionante de arterias, venas, centros nerviosos, sin olvidar
las glándulas tiroides, de la que hablaremos más lejos.
¡ Se necesitarían muchos capítulos para agotar el tema!
Vamos a los esencial.
Sabemos que la arteria carótida pasa por el cuello y que constituye el
conducto sanguíneo más importante para la irrigación del cerebro (de
donde su importancia vital). De hecho, hay tres arterias carótidas a ambos
lados del cuello; constituyen ramificaciones de la carótida primitiva.
En el cuello, la arteria madre se bifurca y forma así el seno carótido,
que tiene paredes muy delgadas, lo que lo hace muy sensible a cualquier
presión.
De los senos carótidos (uno a cada lado del cuello) arrancan varios
nervios, y los yoguis saben que al comprimir este lugar, se modifica
considerablemente la actividad del cerebro, y por tanto también el estado
de conciencia. El Shiva Shamhita describe una práctica muy peligrosa,
que no puede realizarse sino bajo la vigilancia directa y personal de un
Gurú experimentado. Citamos este texto para demostrar que los yoguis
de la India antigua tenían conocimientos precisos de las repercusiones
psicofisiológicas de Jalandhara Bandha:
“El yogui debe comprimir los dos nervios carótidos (a ambos lados
del cuello). Así se manifiesta el puro Brahamán y el adepto conoce la
felicidad.”
Nuestra fisiología nos enseña que en los senos carótidos, hay centros
nerviosos y barorreceptores ultrasensibles a cualquier modificación de la
presión en esta zona, y especialmente que todo aumento de presión
produce, por vía refleja, un descenso de la tensión arterial y una
disminución de los latidos del corazón. Ahora bien, las retenciones
prolongadas del aliento traen como consecuencia precisamente un
aumento de la tensión arterial y una aceleración de las pulsaciones del
corazón, que puede llegar hasta provocar palpitaciones. Jalandhara
Bandha tiene por misión, pues, proteger el corazón y el sistema vascular
contra los efectos nocivos de las retenciones prologadas del aliento.
Esta es la explicación fisiológica de Jalandhara. Los yoguis han
constatado que la comprensión del nervio en relación con el seno
carótido, además de su influencia en la tensión arterial y las pulsaciones
del corazón, crea un estado de inconsciencia que no es ni un
adormecimiento ni un desmayo, sino más bien un estado de trance
hipnótico. “Controlado por expertos, este trance “interioriza” la
conciencia humana y se hace posible la percepción extrasensorial. Se
abren mundos sutiles, y al hacerse cada vez más fina la conciencia
individual, esta percepción va hasta el umbral en que desaparece la
conciencia individual y el individuo se confunde con el infinito” (Yoga
Mimansa, IV, 316).
La comprensión mecánica, realizada por lo yoguis mediante los dedos,
debe ser muy ligera para no tocar sino el nervio: hay que evitar tocar la
arteria misma, lo que provocaría una anemia del cerebro, con lesiones
irreversibles si fuese un poco prolongada.
Tal como la practican los yoguis, la comprensión del nervio, no afecta
sensiblemente la irrigación del cerebro y no puede, por consiguiente,
causar daño.
En Jalandhara Bandha, la contracción de los músculos del cuello actúa
suavemente sobre esos nervios, y se manifiestan los fenómenos que
acabamos de mencionar, pero muy atenuados. Jalandhara permite
percibir la circulación del prana y tranquiliza la mente.
La descripción de los diversos estados de conciencia que acabamos de
indicar no debe asustar ni atraer. En la práctica, estos estados no se
manifiestan sino después de un entrenamiento tan prolongado que queda
fuera del alcance del Occidental, por falta de tiempo disponible.
3) Estirar la región cervical de la columna vertebral
Cuando el mentón está correctamente colocado en la horquilla del
esternón, el adepto percibe un nítido estiramiento de la nuca- por lo tanto,
de las cervicales-, que se propaga hasta los músculos dorsales. Si el resto
de la columna vertebral se encuentra en la posición correcta, el
estiramiento de la nuca ejerce una tracción sobre la médula espinal, que
estimula todos los centros nerviosos raquídeos. Gracias a Jalandhara, el
estiramiento cervical libera los nervios del cráneo- tan importante- y
actúa sobre el bulbo cefalorraquídeo, que incluye los centros respiratorios
y cardiacos, centros que regulan la vasomotilidad y algunos
metabolismos esenciales. Es el “nudo vital”, en el cual basta un pinchazo
para provocar la muerte. Es también el punto de partida del
parasimpático.
Jalandhara ejerce así, por la posición misma del cuello estirado, una
acción sobre el centro respiratorio, fuertemente excitado durante las
retenciones del aliento.
Sin entrar en detalles anatómicos avanzados que sólo interesan a los
especialistas, el adepto capta la importancia de Jalandhara y adivina las
profundas repercusiones que esta Bandha produce en todos estos
dominios. Puede confiar, pues, en los yoguis, grandes empíricos y
acompañar toda retención de aliento de Jalandhra Bandha
4) Comprimir la tiroides
Una lección importante debida a la compresión del cuello por el
mentón se produce al nivel de la glándula tiroides. Los hipertiroídeos
declarados (y por consiguiente en tratamiento, porque un mal
funcionamiento de la tiroides no pasa desapercibido) debe abstenerse de
Jalandhara e incluso de la práctica del pranayama, pero quedando bien en
claro que les está autorizada, e incluso recomendada, la respiración
yóguica completa.
JALANDHARA BANDHA y SARVANGASANA más HALASANA
La práctica de los asanas deben preceder necesariamente al
pranayama. Jalandhara Bandha sólo se puede realizar correctamente y sin
fatiga si el adepto practica regularmente Sarvangasana (la “vela”) y
Alazana (el “arado”). Estas dos posturas provocan automáticamente la
toma de posición de Jalandhara y el estiramiento de la nuca que resulta
de ésta.
Los adeptos que practican el pranayama deben consagrar más tiempo
que los otros a estas dos posturas, y efectuarlas de modo más intenso, es
decir, colocando las manos lo más cerca posible de los omóplatos y
acercando los codos para colocar la parte cervical de la columna vertebral
perperdicularmente al resto de la espina dorsal.
Koshas
ANANDAMAYA KOSHA
Anandamaya Kosha, causa de las demás cosas, se caracteriza por lafelicidad (ananda) absoluta que aureola a Jivatman. “Jivatman” estácompuesto por “Jiva”, que significa “hombre” en sánscrito , y “atman”,que correspondería bastante bien al concepto de “alma”. “Jivatman” es elalma del hombre, es nuestra esencia misma. Es el Sí, con mayúscula, delser humano, Jivatman es el Espectador profundo y al Arquitecto ocultode todas las demás estratificaciones. Su naturaleza es la conciencia pura,concepto que escapa a nuestro pensamiento occidental. AnandamayaKosha está fuera del tiempo y más allá del espacio. Jivatman está situadomás allá de las contingencias y de los pares de opuestos.
alma que se ha fabricado un cuerpo, lo que no está en oposición con elpensamiento cristiano. La única diferencia fundamental reside en que,para el pensamiento cristiano, el alma sólo tiene contacto una vez con lamateria, una sola encarnación. Para el pensamiento indio, el alma escogida en la ronda eterna de sucesivos nacimientos y muertes y cada vezvuelve a tomar contacto con la materia al disolverse en la muerte susinstrumentos corporales. El lector podrá objetarme que esta “únicadiferencia” es de monta. De acuerdo, pero si nos atenemos a la estructurade un individuo bien determinado, a una encarnación, no es mucho lo queesto cambia desde el punto de vista estructural. Podemos, pues, “olvidar”esta diferencia de concepción... A partir de este centro dinámico van amaterializarse los sucesivos estratos. Este estrato causal, al situarse fuerade lo manifiesto, no podrá nunca ser objeto de “ciencia”. Nuestrapsicología no habla de él.
VIJNANAMAYA KOSHA
En su proceso dinámico de materialización, Jivatman, o el alma, creapara sí primero un centro individual y experimenta una primeradensificación: “Vijnanamaya Kosha”. Esta Kosha se estructura en torno al concepto “Ahamkara”, quesignifica “El sentido del ego”. Es el “Si”(con mayúscula) de la psicologíamoderna. Es la facultad misteriosa que me hace tomar conciencia que“yo” soy un individuo, un centro de conciencia separado de los demás.Es el principio de la individualización. El “yo” es el centro de referencia al cual se refieren todas las experiencias de la vida, como los rayos deuna rueda se refiere al eje. Al nacer, yo era muy diferente, física ymentalmente, de lo que “yo” soy ahora. Y dentro de algunos años “yo”seré también muy diferente. Y, sin embargo, “yo” estaré presente. Estesentido profundo de la individualización, este centro permanente dereferencia es el pivote en torno del cual se organiza Vijnanamaya Koshaquese podría traducir en forma bastante aproximativa por el intelecto, larazón-. “(YO) pienso, luego (“YO) existo”, se sitúa en el VijnanamayaKosha. También en este nivel se encuentra la conciencia, entendiendo poresto lo que no da el sentido del bien y del mal, es decir, la concienciamoral. Y también se localiza aquí la razón (Buddhi).
MANOMAYA KOSHA
Vijnanamaya Kosha y Manomaya Kosha se solapan e interpenetran.Manomaya Kosha es toda la actividad psíquica no incluida en elconcepto “Vijnanamaya Kosha”. Encierra todos nuestros instrumentospsíquicos de percepción del mundo exterior. Constituye nuestropsiquismo (es decir, el que estudia la psicología moderna), queevoluciona paralelamente al cuerpo. Incluye nuestros instintos, heredadosde nuestros antecesores, y todos los condicionamientos individualesadquiridos desde nuestro nacimiento. Comprende nuestros “complejos”,nuestras sensaciones conscientes y nuestros inconsciente individual. Eseste estrato el que pretende alcanzar el psicoanalista. Incluye tambiéntodos los contenidos de nuestra memoria, acumulados desde nuestronacimiento. Cuando “yo” sueño, estoy consciente y mi memoriafunciona, puesto que al despertarme puedo recordar el contenido de mis sueños. “Yo” puedo experimentar sentimientos mientras sueño, estarasustado o alegre según la naturaleza del sueño. Todo lo que participa enese sueño, es decir, mi inconsciencia, mi facultad de crear imágenesmentales, todo cuanto condiciona el contenido de mis sueños (mispulsiones inconscientes, mis recuerdos, mis deseos reprimidos, etc.)forma parte de Manomaya Kosha. Cuando “yo” sueño, mi intelecto nofunciona, ni tampoco mi razón. “Yo” puedo soñar que vuelo como unpájaro, sin extrañarme de ello. Porque ni mi razón ni mi intelecto(Vijnanamaya Kosha) funcionan durante el sueño. Manomaya Koshacomprende también mis instrumentos psíquicos de acción. “Yo” quiero expresarme, actuar en el mundo exterior. Detrás de mi cuerpo que semueve, está lo que anima, una mente con sus motivaciones profundas.Vijnanamaya Kosha y Manomaya Kosha pueden considerarse, paramayor facilidad, como el “estrato psíquico”. Constituyen lo que losocultistas llaman el “cuerpo astral”, expresión ambigua que no nos gustautilizar. En tanto que la kosha causal (Anandamaya Kosha) se sitúa fuera deltiempo y del espacio (el alma es inmortal), el cuerpo psíquico tiene unasola dimensión. No es espacial, sino temporal. Mientras “yo” duermo, misueño no ocupa X metros cúbicos. Pero el sueño se sitúa, sin embargo, enel tiempo, puesto que un encefalograma puede decirme al instante,mediante la observación del trazado encefalográfico, en qué momentocomenzó y en cual terminó el sueño. Entre paréntesis, el “tiempo” delsueño es muy diferente del “tiempo” del reloj. Un sueño que según elreloj dura muy poco, puede darme la impresión de ocupar muchas horas.Nuestros sentimientos tampoco ocupan lugar, no tienen volumen ni peso.¿Cuántos gramos pesa una cólera? Cuestión Absurda, evidentemente. Porlo demás, por ser nuestro psiquismo unidimensional, puede reunir en unamisma percepción global “sensaciones” producidas en diversas partes dela corteza cerebral correspondiente a los “centros” de percepción.
PRANAMAYA KOSHA Y ANNAMAYA KOSHA
Pensemos en movernos, e inmediatamente nuestros músculos ytendones se anima. Es muy natural, sin duda, pero ¡ cuán misterioso parala reflexión! ¿ Cómo puede el pensamiento, inasible, poner enmovimiento esas partículas materiales? Es lo que vamos a ver.Examinemos primero la capa más densa, el estrato corporal,Annamaya Kosha. El análisis de un cuerpo humano nos enseña que se componeaproximadamente de 65% de oxigeno, 18% de carbono, 10% dehidrógeno, 3% de nitrógeno, 2% de calcio, 1% de fósforo. Lo querepresenta un 99% aproximadamente. El 1% restante se reparte entre 23elementos, que van desde el hierro al titanio, pasando por el cobalto, elníquel y el molibdeno. Estos son los constituyentes de nuestro cuerpo.¿De dónde provienen? De nuestros alimentos, por cierto, incluyendo enéstos a los sólidos, líquidos y gaseosos (aire). Por definición, estoselementos materiales son inertes. Lo que les da movimiento, son las energías que los agrupan y los animan. El conjunto de esas energías(pranas) constituye PRANAMAYA KOSHA (cuidado: no “pranayama”),nuestro cuerpo pránico sutil, pero todavía material. Son todas las energíaseléctricas, magnéticas y otras que están en acción en nuestro cuerpo y ledan la apariencia de la vida. El estrato material (Annamaya Cosa) estárecorrida por corrientes eléctricas energéticas que siguen líneas de fuerzay conductores materiales: encontramos aquí los nadis. conductores materiales: encontramos aquí los nadis.Annamaya Cosa, por ser la más densa, es a menudo menospreciada:error que Occidente ha cometido durante siglos. Y, sin embargo,Annamaya Kosha, el cuerpo molecular, es la única Kosha en que seencuentran todas las demás. Es la escena sagrada en la cual se desarrollael drama cósmico que representa una existencia humana. Sin ella seríaimposible la manifestación humana en el plano terrestre. Condicional elaspecto y la perfección de la manifestación del hombre en su totalidad.Está penetrada, impregnada de psiquismo (del cual es la expresión). Lafinalidad del yoga es perfeccionarla al máximo y espiritualizarla. Peropor sí misma estas dos capas son inertes. Son cuatridrimensionales.Existen en el tiempo y el espacio y se disuelven enteramente en la muertepara retornar inmediatamente al mundo psíquico. El verdadero motor queestá detrás de los movimientos de Annamaya Kosha (el estrato formadopor la alimentación) y Pranayama (el estrato energético) es el psiquismo (Manomaya Kosha y Vijnanamaya Kosha). El lugar en que estas energíaspsíquicas actúan sobre las capas inferiores y entran en contacto con ellas son los “chakras”.
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