martes, 27 de mayo de 2014

Shiva, la carrera de un dios, A.Van Lysebeth 2/2

Descifremos la danza de Shiva
Entre las variantes de la danza de Shiva, la más conocida en el sur de la India es la Nadanta,
representada en el bronce de la página siguiente. Lo traje hace unos años de Tamil Nadu, donde su
culto está siempre vivo. Para facilitar su desciframiento, las principales «claves» figuran
sumariamente en el dibujo. Si bien para un indio estos símbolos son evidentes, nosotros
necesitamos indicaciones suplementarias.
En este bronce lo más asombroso son los cuatro brazos de Shiva.
El tambor que tiene en su mano derecha confirma su origen preario. Los drávidas son
formidables «tocadores» de tambor. Simbólicamente, el tambor, el clamara, es el sonido
primordial. El Unmai Villakam, versículo 36, dice: «La creación viene del tambor...». ¿Es una
sorprendente intuición del big-bang de la física moderna? La concordancia es, como mínimo,
perturbadora.
Con su mano derecha levantada en abhya mudra, Shiva dice: «Yo protejo».
El fuego, que transforma y destruye, surge de la mano que toca el anillo inflamado. Afrenta para
los brahmanes, Shiva reúne en sí mismo las tres funciones cósmicas: creación, protección,
disolución. Para ellos Brahma crea, Vishnu protege, ¡y sólo dejan a Shiva el poder poco glorioso de
destruir!
Por último, la mano que señala hacia el pie levantado libera a quien penetra en el mito
revelándole la esencia del cosmos.
El pie izquierdo aplasta a un enano maléfico: para los tántricos, es su ex suegro ario, responsable
de la muerte de la dulce Sati, pero «oficialmente» es el demonio Muyakala. El conjunto reposa
sobre un pedestal en forma de loto.
Su cabellera reúne varios símbolos. Joyas adornan sus cabellos trenzados cuyas mechas
inferiores giran indicando la impetuosidad de su danza, que mantiene al universo. Otra intuición
fantástica: en el grano de arena, a mis ojos insignificante e inmóvil, los electrones giran sobre sí
mismos «bailando un vals» alrededor del núcleo de los átomos a miles de km/seg. Si
repentinamente en el cosmos todos los electrones, así como la energía cósmica, se pararan en seco,
el universo se hundiría inmediatamente en la «nada dinámica» (akasba) de donde salió.
Una cobra se agarra a sus cabellos, sin hacerle daño.
¡El cráneo es el de Brahma! La ninfa dice que el Ganges surge de la cima de su cabeza. En fin,
hay que añadir la media Luna. Su cabeza está coronada por una guirnalda de Cassia, una planta
sagrada. En su oreja derecha un pendiente para hombre, en la izquierda un pendiente para mujer
indican que reúne en él los dos sexos.
Sus joyas acentúan su divinidad: lleva ricos collares en torno al cuello, su cinturón está recubierto
de piedras preciosas, sus muñecas adornadas con brazaletes, igual que sus tobillos y sus brazos, y
lleva anillos en los dedos de las manos y de los pies. Por toda vestimenta lleva un calzón ajustado
de piel de tigre y un echarpe. Para provocar a los brahmanes lleva también el cordón sagrado.
Todo el conjunto despide una impresión de graciosa impetuosidad, ligera y fácil: Shiva-Lila, es
un «juego». A pesar de su danza desmelenada, el rostro de Shiva permanece sereno. En la frente se
abre su tercer ojo, el de la intuición, que atraviesa las apariencias y trasciende lo sensorial.
A quien sabe ver y sobre todo percibir, la Danza de Shiva, en un resumen cautivador, revela al
Último. Así Shiva es Nataraja, el Rey de la Danza, y es éste el nombre que llevaba Nataraja Gurú:
¡todo un símbolo!
Otra danza de Shiva, muy popular, es la Tandava, donde Shiva-Bhairava danza salvajemente, por
la noche, en los lugares de cremación, acompañado por diablillos retozones. Esta danza, claramente
prearia, se dirige a un Shiva semidiós, semidemonio. Es representada en lugares tan alejados uno
del otro como Elephanta, Ellora y Bhubaneshwara.


No hay comentarios:

Publicar un comentario

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...