Hace unas semanas estaba hablando con una amiga sobre las diversas formas de expresión dentro de la práctica del yoga: Bhakti yogis, Hatha yogis, etc…
Recuerdo que le dije riendo que me venía a la memoria la división
social de la edad media. Los estamentos, como me contaba mi profesora de lengua
cuando era un niño, los que luchan, los que rezan y los que trabajan… algo hay
de eso en la manera que cada uno siente como conectar con el mundo. En el fondo
muchos
Toni Romero en Parsva Bhuja Dandasana |
Llegado un momento hay un escalón donde si quieres seguir
profundizando en el conocimiento debes cambiar el concepto preestablecido que
tenías en tu mente al empezar para obtener resultados para uno mismo. Convertir
tu práctica en un acto que no te beneficia a ti, sino como un ritual de
agradecimiento a la vida. Tomar cada respiración como una bendición, cada asana
y todo el esfuerzo como un regalo recíproco hacía la conectividad entre el
universo el propio ser y todos y cada una de las formas de vida más allá de los
conceptos de espacio-tiempo.
En ese momento es cuando la devoción ocupa el sitio de la curiosidad, la soberbia. Donde la sabiduría intuitiva florece y da paso a otro nivel de compresión.
Sin ese paso
evolutivo el yoga llega a poder estancarse en un simple festival de circo o
exhibicionismo narcisista que simplemente alimenta justo lo que pretende
eliminar. En occidente particularmente jugamos en ese breve límite que puede
separar esos dos polos. Quizás en ningún otro lugar del mundo dos opuestos
pueden ser tan fácilmente confundidos.
Muchas veces he visto la celeridad con que alguien quiere
ser profesor, parece que tomamos eso como la finalidad del proceso. El
resultado de todo depende de la intención con la que ejecutas la acción.
Recoges lo que siembra más que nunca, el yoga es una puerta a un estado de
comunión. El resultado solamente depende de la honestidad con la que estás
enfocando no solamente el tiempo que pasas en la colchoneta, sino tu vida.
Hacia dónde quieres ir y de qué forma.
Personalmente solamente puedo entender ese camino con el
esfuerzo y la paciencia para comprender la complejidad de la vida y al final
qué más da si llego o no. Para mí es mucho más importante tomar el viaje, si no
tienes la suerte de alcanzar el puerto al menos fuiste sincero en el trayecto.
Eso ya es un gran logro. Si obras con buenos sentimientos solamente puedes
recoger sabiduría, no importa tanto si prácticas yoga cada día, la habilidad
física.
Realmente todo se detiene el foco y su pureza, quizás el
viaje es un retorno a la visión infantil, donde el concepto de mundo aparece
con la simplicidad propia que la vida nos ofrece. Es posible que esa sea la
puerta para volver a casa
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